Jóvenes de todo el mundo se levantan en distintos países para exigir una verdadera democracia y satisfacer sus necesidades básicas (Egipto, Túnez, Libia, etc.) o para defender la enseñanza pública y reclamar un futuro digno (Reino Unido, Italia, etc.). Los estudiantes españoles no vamos a ser menos.
Nuestra universidad atenta contra nuestra formación en un contexto de crisis con una tasa de paro juvenil elevada, agravando además los recortes educativos aprobados por el gobierno y respaldado por las cúpulas dirigentes de UGT y CC.OO.
Todas estas protestas están empezando a tener eco en España con movilizaciones estatales como la del 30 de marzo convocada por el Sindicato de Estudiantes y, posteriormente, el 7 de abril en Madrid, dejando claro el descontento generalizado de la juventud. Esto demuestra además que la lucha de los trabajadores es la de los estudiantes, porque cuando acabemos nuestros estudios entraremos en el mercado laboral, si no lo estamos ya, y que la lucha de los estudiantes es la de los trabajadores, porque los recortes educativos afectan principalmente a los que somos hijos de trabajadores y porque afectan a los propios trabajadores de la enseñanza (profesores) y de la administración (PAS). En la universidad nosotros sufrimos los recortes a nivel educativo, pero los trabajadores a nivel laboral.
Los pasados días 22 y 23 de febrero dimos un paso importante en la Universidad Rey Juan Carlos en defensa de la enseñanza pública y de calidad frente a los recortes que nos amenazan tras la mediocre implantación del Plan Bolonia.
La supresión de las optativas se está realizando de forma poco transparente, progresiva (para evitar la unificación de las luchas) y sin ningún tipo de diálogo con el alumno que sigue pagando año tras año su matrícula y que entró en esta universidad con un plan de estudios que ahora no se respeta.
Nos encontramos en un momento en el que el precio de las matrículas sube, se eliminan asignaturas optativas, se reducen las horas lectivas, no te proporcionan prácticas adecuadas (te las tienes que buscar tu) y se despiden profesores. Si a esto le añadimos la cuestión de la masificación de las aulas y las pésimas condiciones en que algunos alumnos imparten sus clases por los sótanos, en las que podemos llamar “aulas-zulo”, nos preguntamos ¿Esto era Bolonia? Es un ataque a la calidad de la enseñanza pública que no vamos a tolerar.
Si suben las matrículas, se “ahorran” el sueldo de los profesores despedidos, se eliminan asignaturas y se masifican las aulas ¿A dónde va a parar el dinero? ¿En qué aumentan los gastos? Quizás en sufragar los actos políticos y de campaña que tienen lugar en nuestra universidad.
Pedimos una reunión con el Rector, Pedro González Trevijano, para que nos explicara donde va a parar nuestro dinero y exigirle que cesen los recortes, pues no vamos a tolerar ninguno, pero fue la propia universidad la que hizo oídos sordos.
La situación es complicada para todas las titulaciones, sobre todo para las promociones con las que se extinguen las licenciaturas. Si un alumno no aprueba una asignatura que ya sólo se impartirá en grado pierde el derecho a asistir a clase. Se le realizará un examen final y tendrá como única posibilidad pedir unas tutorías el curso inmediatamente posterior al correspondiente. ¿Se están haciendo las cosas bien en este sentido? No.
La integración en el Espacio Europeo de Educación Superior (Plan Bolonia) fue vendida con las siguientes características: la asistencia obligatoria, la reducción del número de estudiantes en cada clase, una educación más práctica y de mayor calidad, movilidad estudiantil europea, formación más orientada a la salida profesional, etc., donde lo único que se ha aplicado de todo esto es la asistencia obligatoria. Lo que verdaderamente hemos obtenido de esta implantación son recortes, recortes y más recortes. Recibimos una peor educación en condiciones cada vez más precarias y nos convertimos en una fuente inagotable de trabajadores gratuitos para las empresas. Sólo se han implantado los aspectos negativos y se ha coartado el derecho a huelga con la asistencia obligatoria, lo que también implica una dificultad inmensa a la hora de compaginar trabajo y estudios, algo absolutamente necesario para los hijos de trabajadores que queremos estudiar en la universidad. Todo esto demuestra que no nos equivocábamos cuando nos movilizamos contra su implantación, ha sido engaño.
Ante el duro ataque a la enseñanza del gobierno del PSOE, agravado por las medidas que está tomando esta universidad, no podemos quedarnos quietos ni callados. Las movilizaciones de febrero fueron un éxito rotundo y sentaron un precedente. Conseguimos poner nerviosos a Decanos, vicedecanos, vicerrectores y a González Trevijano, que se niega a hablar con nosotros. Volvimos a convocar movilizaciones el 29 de marzo en Vicálvaro, acudimos a la movilización estatal del 30 de marzo, dando a conocer ante miles de estudiantes nuestra lucha, y acabamos con una concentración frente al Rectorado el 6 de abril.
La tónica general es de desmoralización y descontento debido a la nefasta política de pacto y desmovilización de las cúpulas sindicales de UGT y CC.OO, pero la lucha no ha hecho más que empezar. En febrero las movilizaciones fueron una explosión de descontento brutal, que se vio reducida en marzo y abril a consecuencia de la situación general de desmovilización en el movimiento obrero y la llegada de los exámenes finales en la universidad. Ahora hay que continuar con la lucha, organizar asambleas donde se discuta la situación y se elijan comités de lucha, como hicimos los estudiantes del Campus de Vicálvaro, para organizar la lucha y coordinar todas las acciones y movilizaciones.
Las revoluciones que se están sucediendo en todo el norte de África, en el mundo Árabe, son un ejemplo de cómo la lucha sirve y como la organización unificada de los trabajadores y los estudiantes en un frente único en lucha por sus derechos y por unas condiciones de vida dignas, entre las que se encuentra la educación, una educación pública, gratuita, democrática, laica y de calidad, que además se extiende internacionalmente, puede hacer caer gobiernos y dictaduras, puede emocionar al mundo entero.
Han intentado dividirnos, desmovilizarnos, hacernos perder tiempo para que los recortes sigan su curso y nada podamos hacer. Somos estudiantes y somos el futuro, somos conscientes de la fuerza que tenemos en la movilización y de las posibilidades que tenemos. Desde el Sindicato de Estudiantes, ¡Ni un paso atrás! Para parar los recortes, ¡movilización!
Ante todo esto reivindicamos:
- Que se respeten de forma íntegra los planes de estudio aprobados y publicados en el BOE y el BOCM. No a la supresión de optativas.
- Reconocimiento eficiente y flexible de los créditos de libre elección, no solo a través de seminarios y conferencias organizadas por la universidad.
- Redistribución de las aulas para que no estén masificadas, a lo que se suma la readmisión de los profesores despedidos y la contratación de otros para poder mejorar la calidad en la educación de la universidad.
- Agilización de los trámites que faciliten el movimiento estudiantil universitario dentro o fuera de asociaciones de estudiantes.
- Regulación efectiva del derecho de reunión por los alumnos. Publicitar el desarrollo de estos derechos constitucionales, recogidos también en el estatuto del estudiante (Artículo 7, r) y en los estatutos de la URJC (Artículo 141, g) es parte fundamental de la libertad de expresión. El Decanato decide que es digno de publicitarse o no poniendo o no el sello que permite colocar un simple cartel.
- Transparencia absoluta en los presupuestos y en todas las decisiones que se tomen que puedan afectar directa o indirectamente a los estudiantes.
- Tratamiento justo a los planes de estudio en extinción (licenciatura, diplomatura y doble titulación). Si pagamos una asignatura queremos plenos derechos, para asistir a clase y para recibir una formación adecuada.
- No a la subida de los precios de las matrículas. Si con nuestro dinero no se contribuye a mejorar la calidad de la educación, ¿a qué se contribuye? Por una universidad pública gratuita.
- No a la privatización de la educación pública, no a la precarización de las condiciones estudio ni laborales en la universidad.
- Desde el respeto y reconocimiento a TODOS los credos: por una educación laica y democrática, no a la concesión de espacios universitarios a la iglesia ni ninguna religión.
- Por una educación pública y de calidad, para que todo el mundo tenga acceso a la educación universitaria y pueda recibir una formación adecuada y de calidad.
¡POR UNA EDUCACION PÚBLICA DE CALIDAD!
¡POR UN FUTURO DIGNO PARA LA JUVENTUD!
¡QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS CAPITALISTAS, NO LOS ESTUDIANTES NI LOS TRABAJADORES!
Coordinador del Sindicato de Estudiantes de la Universidad Rey Juan Carlos,
Jesús Serrano García
COMITÉ DE LUCHA DE VICÁLVARO.
comitealumnos.vicalvar@gmail.com
LICENCIADOS A LA BOLONIESA.
licenciadosalaboloniesa@gmail.com.
